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ADNFútbol Profesional • 13 septiembre 2020

Los Colombo, padre e hijo fanáticos del fútbol y marcados por Estudiantes

Nazareno transita su primer año con el plantel profesional, con un apellido que ya tuvo un antecedente en la máxima categoría. El hijo siguió los pasos del padre y heredó los genes del fútbol, en una historia que tuvo a nuestro club en diferentes momentos y facetas de sus vidas
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En su casa de Quilmes, el fútbol es religión. La familia Colombo tiene colgados los cuadros y camisetas de Leonardo o "Lalo", como se lo conoce en el ambiente, y acompaña las ilusiones de Nazareno, que de a poco se afianza en la Primera División.

El padre -Lalo- fue un hábil mediocampista, y el hijo -Nazareno- soñaba con repetir la historia en la misma posición, pero dentro de la cancha terminó encontrando su lugar en la línea de defensores.

LOS PRIMEROS PASOS DE NAZARENO Y EL AMOR POR EL FÚTBOL

"Mi papá fue jugador de fútbol y desde que tengo memoria pateo una pelota. Siempre me gustó muchísimo el fútbol y desde chico me sabía todos los jugadores de Primera y aprendía los colores de cada camiseta. En mi casa era así, se respiraba fútbol", explicó Nazareno, el defensor de la Primera División y categoría 1999.

Su padre fue un recordado jugador del Ascenso y referente de clubes como Cañuelas y Quilmes, con quién consiguió el ascenso a Primera en 1991, marcando 11 goles. "Somos cuatro hermanos, con tres varones y entre todos jugábamos al fútbol desde chicos, era jugar todo el día a la pelota. Me fui probar a Cañuelas en donde empecé mi carrera y llegué a Primera con 16 años", recordó Lalo, el padre.

UNA VIDA EN EL CLUB

"Estudiantes fue mi primer club. Nunca había jugado en otro lado, y en el barrio llegué a una edad en la que quería empezar en algún club". Recuerda Nazareno. Había otras posibilidades, pero por las referencias y su formación en juveniles, salió la posibilidad de Estudiantes, a través de un chico que trabajaba en la institución.

"Estaba en una edad de elegir y elegí Estudiantes. Tenía 10 años, fui a probarme y soy de los primeros de la categoría, que se había armado un año antes", rememoró el defensor que debutó en la Primera albirroja en julio de 2019, ante Mitre de Santiago del Estero por Copa Argentina.

El futuro llegó hace rato y el presente es de los pibes. Colombo es un valor más de la cantera que refleja el proceso formativo de Estudiantes. Como a lo largo de todo su recorrido, en Primera está rodeado de compañeros y amigos como Facu Mura, Iván Erquiaga y Mauricio Guzmán. "Cuando uno recién llega al plantel es importante y ayuda mucho estar con compañeros de la división, más allá de que los chicos son bárbaros. Es importante y muy lindo porque nos conocemos de muchos años y sabemos el sacrificio que hizo cada uno", explicó.

PADRE E HIJO CON LA MISMA CAMISETA

En febrero de 2015, Nelson Vivas y Leonardo Colombo asumieron el mando de la Reserva, en un camino ascendente que luego los depositó en la Primera División.

"Me generó muchas sensaciones cuando me contó que venía a Estudiantes", rememoró Nazareno. "Me alegré mucho por él, porque no estaba trabajando, pero era un poco chocante por ser jugador, y por el qué dirán. Por suerte en eso no coincidimos mucho porque yo era muy chico y no estaba en Reserva. Cuando jugaba Estudiantes estaba mi papá, seguí al equipo hasta Mar del Plata como un hincha más", confesó el defensor, que alentaba por el Pincha, y por su padre.

DE ENGANCHE A DEFENSOR

Nazareno no siempre fue marcador central, sino que de chico auguraba un futuro con la camiseta número diez, asistiendo y jugando en la zona creativa de la cancha. "De chico jugaba adelante, jugaba de enganche por mi papá. En el club me adapté a otra posición, después se fue dando todo y terminé en la defensa. De chico era impensado verme jugando de central por un montón de cosas como la altura y porque me gustaba jugar en esa posición. El fútbol tiene esas cosas, hoy estoy en la Primera del club al que llegué jugando en otro puesto", recordó.

El padre, en su rol familiar y al mismo tiempo profesional, aportó: "Es una emoción enorme verlo jugar. Cuando yo estaba en Entre Ríos, él con 2 años y medio se aprendía los nombres de mis compañeros. Le compraba las pelotas de goma para que patee pero nunca le dije que tenía que ser jugador, lo llevó en la sangre. Me emociono al verlo y sufro mucho, me pongo nervioso porque quiero que le salga todo bien. La carrera del jugador es superar momentos y convertir todo en aprendizaje".

EN FAMILIA

Como mencionó Lalo, el ADN del fútbl lo impulsó a Nazareno a dedicarse por el deporte que lo tiene como un talento emergente con la camiseta albirroja. "Mi papá siempre fue mi papá, nunca me presionó y hoy en día lo es en todo, afuera de la cancha, después de los partidos y en el día a día, es más papá que técnico".

El ex jugador y actual ayudante de campo, recordó su camino en el banco de suplentes del Pincha, en donde guarda un preciado recuerdo: "La experiencia en Estudiantes fue maravillosa, me encariñé muchísimo con la gente del club, los empleados, los utileros y todas las personas que lo rodean. Ahora no se puede pero siempre iba al Country, lo acompañaba a Naza y me quedaba. Fue un ciclo hermoso, con momentos lindos y momentos no tan buenos, pero en donde todo sumó y todo sirve. Lo más importante es que te recuerden como buena gente. Sufro más viéndolo a Naza, uno en la cancha se puede desahogar, no es lo mismo, poder canalizarlo. No es lo mismo ser jugador que estar del otro lado de la línea, sufría en el banco de suplentes pero sufro más como papá", finalizó.

 

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