La historia de Fausto López Crozet es una de la de tantos hinchas de Estudiantes diseminados por el mundo. En la lejanía de Nueva Zelanda, su corazón rojo y blanco late a la distancia por el club de sus amores, del que se hizo simpatizante de chico gracias a su padre. Actualmente es embajador argentino en el país de Oceanía, donde no deja de seguir al Pincha y, pese las complicaciones de la diferencia horaria, se las ingenia para escuchar los partidos. "Es una escuela de vida", aseguró en un mano a mano con el Sitio Oficial.
NACIDO EN BAHÍA BLANCA, DE PADRE PLATENSE E HINCHA DE ESTUDIANTES
El ADN Pincha vino por parte de su papá, un platense fanático de Estudiantes que desde chico le inculcó los valores del club e hizo que Fausto siga el legado: "Mi padre es de La Plata, del Pincha, y yo nací en Bahía Blanca. Me hice hincha allá y cuando era chico seguíamos al equipo por radio porque muy pocas veces lo podíamos ver por televisión en aquel momento. Después tuve la suerte de llegar a estudiar a La Plata cuando terminé la secundaria y fue justo para el 82-83, osea que lo vi campeón del Metropolitano, seguí toda la campaña yendo a la cancha y también al Nacional".
SEGUIR AL PINCHA DESDE DISTINTAS PARTES DEL MUNDO
Por su trabajo le tocó estar en diferentes países, aunque eso no resultó un impedimento para mantenerse al tanto de la actualidad del club y seguir al equipo. A veces por televisión, otras por radio, pero siempre pegado al Pincha: "Empecé la carrera diplomática y cuando estuve en países latinoamericanos como Ecuador o Uruguay podíamos seguirlo bastante bien por televisión porque se pasa y está el fútbol argentino. Ahora, en Nueva Zelanda, con 15 horas de diferencia o 16 cuando la cambian, es mucho más difícil. Además dan más rugby que fútbol. De alguna manera lo seguimos con mi hijo como al principio cuando estaba en Bahía Blanca. Ponemos la radio en el teléfono y lo escuchamos. Estemos donde estemos nos damos maña".
VOLVER AL PAÍS Y VERLO TRES VECES CAMPEÓN
Por esas vueltas que da la vida, a Fausto le tocó volver a Argentina en el año 2004, algo que le permitió estar en el país para ver la base de los planteles que con el paso del tiempo terminaron con el recordado campeón del 2006, puntapié de una época de gloria: "Cuando volví de Uruguay a fines del 2004 me tocó estar en Argentina para el título del 2006, fuimos a la cancha con mi hijo, mi padre, tíos; toda la familia. El 2010 en Quilmes también y en la Libertadores del 2009, así que tuve la suerte de estar para toda esa linda época. Lo mejor de todo fue haber estado en el Mineirao, creo que fue lo más lindo verlo campeón de América".
RECUERDOS IMBORRABLES
En su memoria guarda recuerdos imborrables ligados a Estudiantes, momentos que quedarán para siempre en su corazón y anécdotas que hoy revive con alegría: "Recuerdo el 3-3 con Gremio, haber estado en la popular donde se hicieron los goles. Después momentos como el 2006, el esfuerzo que hizo mi hijo para sacar las entradas, lo dejé muy temprano haciendo cola y estuvo más de 10 horas; nos quedamos con un amigo y finalmente las conseguimos para la famosa final. También el viaje a Brasil, que pedí licencia y nos fuimos al Mineirao a ver al campeón de América. Son muchas canchas, partidos y anécdotas, cosas muy lindas".
"ESTUDIANTES ES UNA ESCUELA DE VIDA"
Los mismos valores que le enseñó su padre son aquellos que él transmitió de generación. El tan mentado ADN del club, el material genético Pincha que hace de Estudiantes un club diferente, un verdadero estilo de vida: "Estudiantes va mucho más allá del fútbol, es una escuela de vida, es la demostración de cómo con esfuerzo, humildad, trabajo vos podés lograr cosas muy grandes, como ser campeón del Mundo".
